En estas fechas el árbol de Navidad es protagonista de la decoración. Este artículo realiza un exhaustivo análisis del PICEA ABIES.

Texto y fotos: Mariano Sánchez. Conservador del Real Jardín Botánico.

  • Nombre científico (sinónimos): Picea abies (L..) H. Karst. (Pinus abies L., Picea excelsa (Lam.) Link).
  • Familia: PINACEAE
  • Nombre vulgar: abeto rojo, árbol de Navidad, pino abeto;
  • cat.: pícea;
  • ga.: espruce-europeu;
  • eusk: izei gorria.
  • Etimología: el género del latín “Pix” y del griego “Pissa“, que significa resina. Linneo lo incluyó en el género Pinus como Pinus abies.
  • Origen: Europa central y septentrional, formando amplios bosques, crece en las zonas montañosas entre los 800 y los 1800 m, se encuentra asociado al alerce.

Descripción

Arbol perenne de hasta 50 – 60 m de altura, porte cónico o alargado y ligeramente cilíndrico en viejos ejemplares.

Proyección máxima de copa en el suelo de hasta 18 m de diámetro, tronco grueso y único, con corteza de color rojiza y con placas caedizas. Su sistema radicular es superficial. Ramas dispuestas en verticilos regulares, ascendentes, ramillas secundarias colgantes y horizontales. Las ramillas son pardo-amarillentas, colgantes y opuestas. Las hojas son aciculares, de sección cuadrangular de 10-15 mm dispuestas en espiral en torno a las ramas y arqueadas hacia el ápice de las ramillas, de color verde obscuro, algo rígidas y pinchosas, al caer dejan una zona áspera en la ramilla. Florece de abril a mayo. Conos colgantes, ovoides, de 10-15 cm, verdes, rojizos y marrón en la madurez, los bordes de las escamas son redondeados y terminado en punta dentada. Semillas triangulares. Las piñas se abren para dejar salir los piñones, pero no se deshacen. Las semillas maduran en el otoño de ese mismo año.

 

Características ecofisiológicas

  • Zona climática: Z – 5 (-29°C)
  • Suelo: cualquier tipo de terreno
  • Posición: soleada – semisombra
  • Resistencia a la sequía: baja
  • Resistencia a la contaminación: media
  • Edad media (máx.) hábitat: 150-200 (300 ) años. En ciudad algo menos.
  • Diámetro (perímetro) mayor conocido: 2,00 m (3,14m)

 

Características culturales

  • Velocidad de crecimiento: alta en su juventud, después media
  • Marco de plantación: 10 – 12 m.
  • Densidad de la madera: seca: 0,79 y verde: 0.97.
  • Poda: no es necesaria, la compartimentación es buena, soporta bien la poda emitiendo gran número de crecimientos de emergencia.
  • Madera: de resistencia media – baja
  • Salud: no presenta ningún problema con alergias.

 

Uso paisajístico:

Se ha empleado frecuentemente en repoblaciones forestales, sobre todo en el norte de España. En algunas zonas se ha llegado a pensar que era natural del lugar.

El sistema radicular superficial que desarrolla provoca que cuando alcanza cierta envergadura y con fuertes vientos, el riesgo de vuelco es alto, máxime si se encuentra como ejemplar aislado.

 

 

Curiosidades, información histórica y social:

El Abies alba con el que a veces se relaciona el árbol de Navidad es originario del centro y sur de Europa, encontrándose en España en los Pirineos y cultivado en el resto de las zonas como la sierra de Guadarrama. Planta en sus necesidades medioambientales muy asociada al haya (Fagus sylvatica).

Algunos confunden este género con el Abies. Abies proviene del nombre romano de abeto, emparentado con el griego «¿bin“. El nombre griego es ya mencionado por Dioscórides y Homero.

Para diferenciar un género de otro basta con esta pequeña clave:

  • Piñas erguidas que se deshacen y se encuentran en las ramas superiores, acículas con dos bandas blancas: en el Abies envés.
  • Piñas colgantes que no se deshacen y repartidas en las ramas superiores, acículas sin bandas o inapreciables: Picea.

Presenta una fuerte dominancia apical que conviene vigilar su falta, ya sea en el pliego de suministro como una vez plantado si se perdiese tratar de recuperarla.

Es una especie con cierta importancia económica por el número de hectáreas cultivadas. Su madera es de color claro, blanco amarillenta, de excelente calidad y de las más empleadas. Usada en carpintería y para fabricar instrumentos musicales (los famosos Stradivarius).

Fue una de las especies que más han sufrido la lluvia ácida de la industrialización europea.

Relata Plinio que la picea era la planta de la que se extraía pez para los barcos.

El género

Descripción de otras especies y sus variedades. Se conocen gran número de variedades de entre las que destacamos:

  • “Conica’: compacta y enana, ramillas ascendentes, cultivada desde 1847.
  • Inversa’: porte llorón, 5-10m, columnar, descubierto en Inglaterra, 1884
  • ‘Nidiformis: forma enana, crecimiento ancho y denso, descubierto en un vivero de Alemania, 1904.
  • “Nana: enana con crecimiento de hasta 1,5m, cónico, origen desconocido.

 

Fitopatología

Planta resistente a plagas y enfermedades.

Enfermedades abióticas: por suelo muy compactado su crecimiento y desarrollo se ve menguado. La calefacción de las casas y el cambio de temperatura del frío del vivero al calor de las casas provoca la defoliación y muerte de los árboles.

Enfermedades bióticas: Armillaria obscura, una de las formas altamente patógena del complejo Armillaria mellea, La lucha es difícil, hay que extraer las troncas con sus raíces y desinfectar el suelo en profundidad.

plagas: las plagas conocidas no le afectan seriamente,

Árboles singulares

Su tronco llega a alcanzar los 2 m. de diámetro. Se le considera el símbolo de la vida eterna. Muy empleado en parques y jardines.

El Árbol de Navidad en la tradición

Hoy hablamos del Árbol de Navidad, una de la tradiciones navideñas por antonomasia у aunque introducida modestamente allende nuestras fronteras no deja de ganar adeptos y al fin y a la postre, el Belén fue igualmente introducido.

El hecho de comprar el árbol significa ya una excursión familiar y una elección “contra natura” del árbol, el cual sometido a los altibajos de la calefacción casera, sobrevivirá con mayor o menor fortuna, pero no vamos a hablar de arboricultura, vamos a hablar de la tradición.

La ceremonia alrededor del árbol suele ser una reunión familiar desde su comienzo, para colocarle todo tipo de adornos, con el encendido de la iluminación que es como si la Navidad entrase en nuestras casas de golpe y porrazo y ya al final con los regalos bajo el árbol.

El árbol nos acompaña desde su ubicación relevante durante toda la Navidad y aunque parezca un adorno más de la Navidad como la poinsetia, es uno de los más importantes simbolismos del solsticio de invierno.

En la tradición indocuropea que invadió Europa y Asia, fue el roble, de follaje caduco, el gran aliado del hombre por su carácter de potenciador de la vida vegetal y animal a su alrededor, considerándosele el Dios roble, asociado a Zeus, Júpiter, Thor, etc.

El árbol sagrado del norte fue el roble, pero en las zonas donde éste no habitaba, era otro árbol de la zona el designado como sagrado, en la Galia y Britania también fue el roble, en el sur de Inglaterra la encina y en Germania el abeto.

Incluso en la Edad Media se les ofrecían ofrendas a los árboles para conseguir protección.

Cuando en otoño, caían las hojas de roble y estos quedaban desnudos y desolados, los aldeanos pensaban que el espíritu abandonaba el árbol, el bosque y la naturaleza, por eso las gentes empezaron a adornar las desnudas ramas de estos árboles para hacerlos más atractivos y propiciar el regreso del espíritu de la Naturaleza.

Se colgaban piedras pintadas y telas de colores a modo de amuletos y el éxito era patente primavera tras primavera, este rebrotar de la vida, aseguraría la supervivencia del hombre año tras año.

Lo cierto es que la tradición del roble adornado en los meses invernales acabó triunfando y asociado además a Santa Claus, papá Noèl, el olentzero, etc, que eran los encargados de proveer regalos.

El roble acabó perdiendo protagonismo frente al abeto y de un símbolo de hoja caduca, se pasó a otro de hoja persistente, un cambio radical que debemos atribuir a la cristianización de los germanos romanizados ya que se pasó de mitos y ritos germanos a ceremonias cristianas.

San Bonifacio, apóstol de Germania, proclamó que el abeto era el árbol del niño Jesús frente al roble y debemos advertir que el abeto era árbol sagrado en la tradición mitológica griega y romana.

En la mitología antigua, el abeto es árbol de nacimiento. En Grecia, el abeto estaba consagrado a Artemisa, diosa de la fecundidad y de los nacimientos y para los romanos el año civil comenzaba con las calendas (avisos) del mes de marzo y conmemorándose entre finales de febrero y marzo, el final del año viejo y en el nacimiento del nuevo, siendo equivalentes a nuestro diciembre/enero. El abeto simboliza la inmortalidad de la vida vegetal y animal y representa el retorno cíclico y eterno, la esperanza de que tras el invierno llegará la vida primaveral que asegura la vida humana.

Con el cristianismo una parte de estas celebraciones se asoció a la Navidad y otra a la Pascua. La forma triangular del abeto representaba la Santísima Trinidad.

El viejo mito del hijo que sustituye al padre en el control del poder es del mismo orden que el padre invierno o año viejo que reemplaza al año nuevo, portador de esperanza, de hecho las saturnales (en honor de Saturno) se celebraban a finales de diciembre y en estas fiestas se suprimían las diferencias sociales y señores y esclavos se hermanaban.

A principios de la Alta Edad Media el abeto era ya lo suficientemente conocido como para desbancar al roble sin dejar de significar lo mismo: la inmortalidad de la vida vegetal y animal a través de los ciclos anuales de la naturaleza.

Los primeros abetos (árbol del niño Jesús) cortados por la tradición de la Navidad cristiana lo son en el siglo XVIII, colgándose dulces y frutas, los adornos no llegarían hasta finales del siglo gracias al vidrio de los cristaleros de Bohemia.

El árbol y el fuego aún conservan en ciertas localidades el simbolismo mágico de la fertilidad, la provisión de alimentos y los ciclos naturales.

La expansión del árbol es algo reciente y se inicia con las guerras de religión en Alemania (S. XVII) entre católicos y protestantes, introduciéndose el árbol desde Suecia. Es en el s XIX cuando pasa a Inglaterra y a Francia y es en su provincia de Alsacia donde se asocia con el gran Klaus, anciano que con cesta v rama de abeto repartía golosinas y juguetes. A finales del S. XVIII se colocan juguetes y regalos en sus ramas.

En el siglo XX pasa de Francia a España por Cataluña, quedando recogido en crónicas de defensa del Belén frente al intruso verde.

Pero el abeto se popularizó y hoy día se encuentra instalado nuestras casas, junto al Belén.

Otra tradición que vemos por estas fechas es la del muérdago, esa planta hemiparásita que vive sobre las copas de algunos árboles y que encontrándose entre el cielo y la tierra es un imán de suerte y fertilidad, pero esta es otra historia que dejamos para más adelante.

Solo queda desearos unos felices días de Navidad junto a vuestro árbol (natural o artificial) y/o, si queréis, junto a vuestro Belén.