Los incendios forestales representan una amenaza constante y cada vez mayor para los ecosistemas naturales y la biodiversidad, como ha ocurrido en Tenerife, donde el fuego ha arrasado más de 15.000 hectáreas y ha consumido el alrededor del 8% de la superficie de la isla.

Es el incendio más grande de España en lo que va de año y un desastre sin precedentes en la isla que lamentamos profundamente.

Los incendios dan lugar a consecuencias devastadoras, destruyen hábitats naturales, emiten grandes cantidades de monóxido de carbono y otros contaminantes, alteran los ciclos del agua y la fertilidad del suelo, contribuyendo al calentamiento global y poniendo en peligro la vida y el sustento de las comunidades locales.

La prevención de incendios debe convertirse en una prioridad global. Es esencial invertir en prevención, apostando por la responsabilidad compartida, que requiere una combinación de gestión forestal adecuada, con limpieza y mantenimiento regulares, colaboración entre agentes forestales, comunidades locales y gobierno, así como el fomento del pastoreo extensivo controlado. La inversión en estas prácticas no solo protege contra incendios devastadores, sino que también asegura la conservación de nuestros valiosos ecosistemas y contribuye al bienestar de las comunidades presentes y futuras.

En el contexto de la prevención de incendios:

  • Una gestión forestal adecuada implica la identificación de áreas de alto riesgo y la implementación de medidas proactivas para reducir la probabilidad de incendios y su propagación, como son la eliminación de hojas caídas, ramas secas y vegetación muerta, todos ellos potenciales combustibles naturales, fuente de alimento para el fuego, lo que aumenta la intensidad y el alcance de los incendios. La limpieza regular no solo disminuye la carga de combustible, sino que también limita la velocidad de propagación del fuego, brindando a los equipos de extinción una oportunidad mayor de control.

Los agentes forestales desempeñan un papel fundamental en la prevención de incendios, son profesionales con experiencia necesaria para evaluar los riesgos, implementar estrategias de gestión y coordinar las acciones precisas para minimizar la amenaza de incendios. La colaboración entre agentes forestales, comunidades locales y gobiernos es esencial para un enfoque integral de prevención.

  • La gestión silvoforestal, fomentando el pastoreo y ganadería extensiva juega también un papel destacado. El ganado regula el crecimiento, combustible y la estructura de la vegetación en el monte, haciéndolo más resistente al fuego y favoreciendo además la fertilidad del suelo.

Por todo ello es necesaria la inversión en conservación y futuro, crear figuras que fomenten la implicación conjunta de gestión forestal y ganadera y comprender que los recursos destinados en este sentido, no son gastos superfluos, sino inversiones en la conservación a largo plazo y en la protección de vidas y propiedades.

Protejamos nuestros bosques en aras de asegurar el futuro y la calidad de vida de nuevas generaciones. Es responsabilidad de todos y todas.