Y la primavera llegó, no hay más que ver las calles de las ciudades y los bosques…con ella han llegado los colores, los aromas, los sonidos de pájaros buscando pareja para su nido; y también los insectos, los estornudos y las dichosas alergias.

Así es esta estación, nos proporciona belleza, pero también molestias, por ello es el momento de hacer una reflexión desde la calma, con los 5 sentidos bien despiertos, sopesando en una balanza o escribiendo sobre un papel los pros y los contras de estos meses locos llenos de vida y de movimiento.

No nos engañemos, es cierto que es molesto tener picores, mucosidad, estornudar constantemente, y, en el peor de los casos, problemas de salud más graves.

Son meses o semanas que nos aportan sentimientos contrapuestos, nos aportan belleza y vitalidad, pero a muchos de nosotros, también nos exasperan y nos hacen desear que desaparezcan de nuestro alrededor los jardines. Justo en ese momento, nos tenemos que parar a pensar y preguntarnos: si retiramos todas esas plantas que nos generan molestias ¿cómo va a afectar a nuestras vidas?

Cada árbol talado, arbusto recortado o flor eliminada nos resta calidad de vida, ¿por qué?

Porque cada hoja que crece consume dióxido de carbono y nos proporciona oxígeno, nos protege de la contaminación.

Cada flor que aparece favorece el alimento de insectos, pájaros y otros seres vivos, favoreciendo la polinización, incrementando así la biodiversidad.

Necesitamos a los insectos y a las plantas para que, como especie humana, podamos perdurar.

Este año, en el que las lluvias son especialmente escasas, ¿cómo vamos a soportar el calor sin la presencia de grandes árboles que disminuyan la temperatura ambiental y la del hormigón de las ciudades que pisamos a diario?

Y por último, si analizamos en base a la temporalidad, el tiempo de las molestias suele ser corto y los beneficios, sin embargo, cuidando de nuestros árboles y de nuestras plantas pueden llegar a ser eternos

Asociación Española de Arboricultura, AEA.