La estrategia Nacional de Infraestructura Verde apunta a una necesidad clave en las estrategias de mitigación de pérdida de biodiversidad y en la mejora de los servicios ecosistémicos que generan las Infraestructuras Verdes.

Porque para gestionar necesitamos conocer lo que tenemos, los Ayuntamientos y otras administraciones empiezan a ser conscientes de la necesidad de inventariar y categorizar sus espacios; los inventarios deben estar actualizados permanentemente y aportarnos información valiosa de lo que alojan, planteándonos a partir del inventario como gestionarlos y las posibles readaptaciones.

Hasta ahora la visión se ceñía a la conservación del verde; hoy en día trasciende una visión más holísitica, preguntándonos qué beneficios mutualistas aporta la fauna que alojan.

Jaume aporta esa otra forma de mirar y repreguntarnos, más allá de la conservación del Árbol como continente, mostrándonos aspectos muy valiosos de su contenido.

RESUMEN

Actualmente se está experimentando un crecimiento de la población humana en las ciudades y áreas urbanas, más de la mitad de la población de todo el planeta ya vive en ciudades. En este contexto, el árbol en la ciudad tiene un papel clave en la cultura de la sostenibilidad, por lo que el futuro de una sociedad sostenible depende de cómo la biodiversidad se estructura y gestiona en las ciudades.

La aproximación utilizada para gestionar la biodiversidad urbana se basa en que la ciudad debe conectarse a los espacios naturales adyacentes de tal modo que se desfronterice el punto de unión entre ambos sistemas, favoreciendo una conectividad a lo largo del sistema urbano y natural a través de una distribución estratégica del verde urbano partiendo del árbol como elemento principal.

Para convertir las ciudades en zonas urbanas permeables, se debe estudiar cómo los nódulos de recarga (parques) que conforman hábitats y están conectados a través de corredores (calles, avenidas) mediante el arbolado viario.

Para mejorar el nivel de biodiversidad, se propone la “naturación”, que es un proceso basado en implantar estrategias y acciones sobre el verde urbano, incorporando más vegetación y espacios verdes con criterios socioecológicos con el fin de conseguir una “naturalización” del sistema urbano, esto es, favorecer la entrada de flora y fauna autóctona. A la vez es conocer los factores y componentes del arbolado urbano que influyen en el aumento de la biodiversidad urbana.

Los criterios socioecológicos se basan en aspectos de bienestar y calidad de vida, servicios ecosistémicos y la resiliencia de las especies para hacer frente al futuro escenario de cambio climático.